UN CURSO DE MILAGROS - L

LECCIÓN No. 57 El repaso para este día contiene los siguientes ejercicios: 31.    “No soy víctima del mundo que veo.” ¿Cómo podría yo ser víctima de un mundo que puede ser totalmente deshecho  si así lo quiero? Mis cadenas están rotas. Puedo soltarlas con sólo desearlo. La puerta de la prisión está abierta, puedo salir cuando yo quiera. Nada me detiene en tal mundo. Sólo mi deseo de permanecer en él me mantiene prisionero. Deseo abandonar esta absurda preferencia y salir al fin a la luz del sol. 32.    “He inventado el mundo que veo.” La prisión en la que me veo es hechura mía, sólo necesito reconocerlo y estoy libre. Me he engañado al creer que es posible aprisionar al Hijo de Dios. Estuve amargamente equivocado en esta creencia que ya no deseo tener. El Hijo de Dios debe estar eternamente libre. Él es como Dios lo creó y no como yo lo he querido sujetar. Él está donde Dios quiere que esté y no donde yo creía tenerlo aprisionado. 33.    “Hay otra forma de

LECCIÓN No. 50 “Me sostiene el Amor de Dios.” 1.      He aquí la respuesta a todo problema que pueda confrontarte hoy, mañana y siempre. Crees que en este mundo todo te sostiene menos Dios. Pones tu fe en los símbolos más banales e insensatos; dinero, ropa, píldoras, influencias, prestigio, ser popular, buenas relaciones, y una lista interminable de vaciedades que revistes de poderes mágicos. 2.      Todos estos son sustitutos al Amor de Dios. Todo esto es abrazado por ti para proteger tu identificación con el cuerpo. Son cantos de alabanza al ego. Deja de poner tu fe en lo que es vano. Ello no puede sostenerte. 3.      Sólo el Amor de Dios puede protegerte en todas las situaciones. Él te levantará de cualquier trance y te elevará por encima de todos los peligros que percibas en este mundo y te llevará al abrigo de la paz y la seguridad absoluta. Te transportará a un estado de ánimo en el que nada puede amenazar, nada puede inquietar, y nada puede interrumpir la calma e

LECCIÓN No. 43 “Dios es mi Origen. No puedo ver separado de Él.” 1.      La percepción no es un atributo en Dios. Su Reino es el conocimiento pero Él ha creado al Espíritu Divino como mediador entre la percepción y el conocimiento. Sin este eslabón la percepción se hubiera establecido para siempre, en tu mente en vez del conocimiento. Mediante este puente con Dios la percepción se transformará y se purificará hasta conducirte al conocimiento. Esa es su función según el Espíritu Divino la ve, y por lo tanto esa es en verdad su función. 2.      En Dios no puedes ver. La percepción no tiene función alguna en Dios, y no existe, pero en la salvación que es la restitución de lo que nunca se perdió la percepción tiene un magno propósito. Habiendo sido hecha por el hombre para un propósito impío, debe transformarse en el medio para la restauración de su bendición y su conciencia. La percepción no tiene significado, pero el Espíritu Divino le proporciona un significado muy cerca